¿Qué pasa en el cerebro de una persona cuando utiliza las habilidades de gestión, ya sea en el ámbito laboral o personal?
Gracias a la neurociencia, hoy sabemos que el desarrollo de habilidades de gestión implica fortalecer funciones cognitivas de nivel superior: ejecutivas, emocionales y sociales.
¿Debiéramos esperar a que las niñas, niños y jóvenes sean adultas y adultos para desarrollar estas habilidades? La neurobiología del desarrollo nos dice que debemos iniciar este entrenamiento desde la infancia.
¿Niños y niñas gestionando proyectos?
El año 2013 participé de una reunión de apoderados y apoderadas del curso de mi hija. Las niñas y los niños, de no más de 13 años, nos presentarían sus ideas de viaje de estudio para cerrar el ciclo escolar básico. Nos presentaron los objetivos del viaje, cuántos días duraría, lugares qué visitarían, cronograma diario de actividades, presupuesto disponible, docentes que participarían y alternativas de agencias de viaje. A sus 13 bellos años, nos estaban presentado el “Plan de Proyecto Viaje de Estudio”. Me sorprendió escucharlas y escucharlos utilizar un lenguaje que para mí era familiar en el ámbito empresarial: objetivos, carta gantt, presupuesto, proveedores. Más me sorprendió darme cuenta de que muchas personas de edad adulta, que se desempeñaban laboralmente en proyectos empresariales, simplemente no tenían estas distinciones y muchas veces demostraban ausencia de estas habilidades.
Ocurre que las habilidades de gestión, particularmente las de gestión de proyectos, son competencias transversales que todas las niñas, niños y jóvenes necesitan desarrollar, no tan solo para el éxito laboral, sino también para un bienestar personal y familiar.
El 12-mayo estaremos conversando en línea con Rafael Bisquerra, referente internacional de inteligencia emocional y social, conversando sobre la importancia que el sistema educativo aborde el desarrollo de estas habilidades en jóvenes.
¿Qué son las habilidades de gestión?
Desde una mirada de “negocios” podríamos definir las habilidades de gestión como ciertos atributos o capacidades que una persona en rol ejecutivo debiera poseer para lograr tareas específicas en una organización.
No me gusta esta mirada reduccionista, más bien postulo que estas habilidades son relevantes en todo ámbito de la vida. Prefiero definir las habilidades de gestión como el conjunto de competencias que permiten a una persona establecer un objetivo (relevante para ella) y organizar todo el conjunto necesario de capacidades cognitivas, emocionales y sociales, para alcanzar su logro.
Esta definición conversa de manera más natural con el concepto de proyecto, constructo de organización que resulta muy natural para cualquier persona. De hecho, los proyectos están presentes en todo quehacer humano. Desde un desafío personal muy simple, hasta un desafío colectivo muy complejo, todas las personas necesitan estas habilidades de gestión para lograr sus metas.
La mirada neurocognitiva: el cerebro de “manager”
El lóbulo frontal del cerebro, particularmente la corteza prefrontal, engloba a un conjunto de regiones que nos distinguen de otros primates y nos entregan las capacidades cognitivas de orden superior necesarias para un pensamiento consciente, control de emociones, razonamiento, toma de decisiones y regulación de conducta, entre otros innumerables procesos mentales complejos. El desarrollo neurobiológico de la corteza prefrontal comienza desde la gestación, pero recién se alcanza su maduración a los 24 años, inclusive algunos estudios lo extienden algunos años más. El desarrollo neurobiológico continuará durante toda la vida gracias a la plasticidad cerebral, ya sea hasta la muerte o hasta que surjan accidentes o enfermedades con impacto neurocognitivo.
Desarrollar estas habilidades en la adultez ya es tarde, debemos comenzar desde infantes, acompañando el desarrollo neurobiológico en todas las etapas del crecimiento humano.
Las habilidades de gestión debieran ser desarrolladas desde la niñez.
Las distintas regiones de la corteza prefrontal están estrechamente relacionadas con todas las otras cortezas del cerebro (motora, visual, auditiva, olfativa, etc.), como también con regiones subcorticales claves, tales como el sistema límbico (que agrupa a la Amígdala, Hipocampo, Hipotálamo y Tálamo, entre otras), responsable, entre otros aspectos, de las emociones y del circuito de recompensa, siendo clave en los procesos de afectivos, memoria y aprendizaje.
La corteza prefrontal es la que “gobierna” todas estas regiones del cerebro, estableciendo un nivel de “control centralizado” de nuestros procesos cognitivos, emociones y conductas.
Funciones Ejecutivas
Según Redolar (2017), podemos definir las funciones ejecutivas como “el conjunto de procesos mentales que permiten controlar y regular otras habilidades y conductas”, y engloban un conjunto de procesos mentales que se muestran en la siguiente figura.
Me gusta llevar la mirada de funciones ejecutivas aplicándola al constructo de proyecto. Un proyecto es un esfuerzo temporal que nace con la necesidad de lograr un objetivo, el cual demanda la organización de diversos recursos y personas, que deben ser gestionados a través del tiempo, con un costo asociado, y que generarán como resultado resultados (entregables) con una calidad esperada. El proyecto debe ser planificado, ejecutado, monitoreado y controlado durante todo su ciclo de vida.
Entonces, me parece natural que a través del desarrollo de habilidades de gestión de proyectos podemos fortalecer directamente las funciones ejecutivas.
“Es sorprendente cómo las funciones ejecutivas se ven reflejadas de manera natural en la gestión de un proyecto”.
Inteligencia Emocional
Según Mayer y Salovey (1997), “la inteligencia emocional incluye la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual”.
Estos mismos autores plantean la inteligencia emocional como un modelo de cuatro componentes interrelacionados.
Nuestro sistema límbico trae una codificación genética para responder a diversas emociones básicas que en tiempos primitivos fueron claves para la supervivencia, tales como el miedo y asco, junto a otras emociones como la alegría, tristeza, rabia y asombro. Cuando estas emociones se gatillan, el sistema límbico activa al “cerebro medio”, el que gatilla respuestas fisiológicas, corporales y conductuales, de manera inconsciente. Por ejemplo, algunas respuestas al miedo son un aumento el ritmo cardíaco, sudoración, dilatación de pupilas, y liberación de hormonas como cortisol y adrenalina. O sea, el sistema nos prepara para responder al miedo: si la amenaza es muy grande huimos, y en caso contrario, enfrentamos la pelea.
La corteza prefrontal interviene “de manera más lenta” que el sistema límbico, permitiendo tomar control de las emociones, a lo que llamamos precisamente Inteligencia Emocional. Esto involucra las habilidades que nos permiten reconocer las emociones que estamos sintiendo (percepción emocional), organizar el pensamiento con conciencia de la emoción (facilitación emocional de pensamiento), evaluar el estado emocional y cómo nos está afectando (comprensión emocional), y decidir una respuesta adecuada, sobre todo en el contexto social (regulación emocional).
Bajo estas premisas, el desarrollo de las habilidades de gestión son cruciales puesto que implican la interacción con otras personas para trabajar de manera coordinada y colaborativa en la búsqueda de un objetivo compartido. Simplemente no será factible que una persona, al interactuar con otras, pueda lograr sus objetivos sino es capaz de regular sus respuestas emocionales, o sea, sino tiene inteligencia emocional.
Como seres emocionales y sociales que somos, estas habilidades son esenciales para interactuar de manera saludable y efectiva con otras personas. ¿Esperaremos a que nuestros hijos, hijas y estudiantes “maduren” para desarrollar estas habilidades?
De este tema hablaremos precisamente en el Webinar del 12-mayo con Rafael Bisquerra.
Habilidades Sociales
La cognición social se refiere a los procesos específicos que habilitan a la persona a interpretar información social y comportarse apropiadamente en el contexto social (Hunt et al, 2012). Obviamente, estas habilidades involucran funciones cognitivas complejas. Algunas de las principales habilidades sociales son:
- Liderazgo
- Comunicación asertiva y empática.
- Escucha activa.
- Adaptación al contexto cultural
- Trabajo en equipo.
- Construcción de relaciones de confianza.
- Reconocimiento de emociones en otras personas.
- Relacionamiento saludable.
- Resolución de conflictos.
Cuando trabajamos en proyectos, la gestión de interesados e interesadas (personas o grupos de interés) representan un conjunto de habilidades sociales de alta relevancia. Esencialmente, en un proyecto necesitamos establecer relaciones beneficiosas con las personas claves para que sean un aporte al trabajo que se realiza, buscando disminuir la resistencia y obstáculos que puedan ejercer otras personas. Precisamente, de este tema escribiré en el próximo artículo.
Desde la mirada de un proyecto, la gestión de “stakeholders” (partes interesadas) representa un conjunto de habilidades sociales que determinan en gran medida el éxito de un proyecto.
Simulando Proyectos para Desarrollar Habilidades de Gestión
Conscientes de lo complejo que es desarrollar estas funciones ejecutivas, emocionales y sociales, sobre todo en jóvenes, hemos desarrollado Kimen PM, un Videojuego-Simulador Educativo para el desarrollo de habilidades de gestión.
¿Cómo funciona Kimen PM? Kimen PM es una herramienta de apoyo al aprendizaje que está diseñada con las mejores prácticas de gamificación y neurociencia educativa. A través de diversas mecánicas de aprendizaje, las y los estudiantes simulan la realidad de manera entretenida, poniendo en práctica diversas habilidades.
Docentes y estudiantes de América Latina aman Kimen.
Bibliografía
- Redolar (2017), Neurociencia Cognitiva, Editorial Médica Panamericana.
- Hunt, E. Borgida and H. Lavine (2012), Social Cognition, Editor(s): V.S. Ramachandran, Encyclopedia of Human Behavior (Second Edition), Academic Press, 456-462.
- Mayer, J. D., & Salovey, P. (1997). What is emotional intelligence. Emotional development and emotional intelligence: Educational implications, 3, 31.